El cielo inalcanzable
Día tras día trabajaban esas mujeres, y eso hacía que día tras día se le hicieran más agujeros.
Cuando el sol intentaba esconderse por la noche, sus rayos salían por sus agujeros.
El cielo se cansó, y se quejó, no quería seguir recibiendo los golpes de esas trabajadoras campesinas, pero con el sonido de los grandes morteros de madera no le oían.
El manto azul que les protegía decidió dejar de sufrir y subir lo más alto que pudo, hasta el punto que se convirtió en el alto e inalcanzable cielo que ahora conocemos.
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